La afirmación de Linton da sentido a la naturaleza de los seres humanos, quienes a lo largo de la historia han luchado por la supervivencia, el territorio y la sexualidad. Ante la violencia, se debe promover la escuela de la tolerancia, aceptando las diferencias y construyendo una paz positiva.
Uno de los problemas recurrentes en la humanidad es la intolerancia. Si las sociedades fueran más tolerantes, es decir, si pasaran por alto las diferencias de edad, sexo, religión, cultura, color, ideología, condición social o económica, el mundo sería viable.
Al observar las noticias nacionales e internacionales, se evidencia con preocupación: catástrofes, conflictos, guerras, destrucción, violencia y signos de intolerancia en diferentes lugares del planeta. La paz como principio y estrategia de convivencia no se practica de manera generalizada, y los derechos no siempre se equilibran con los deberes de los Estados y los ciudadanos.