El altercado entre ambos países alcanzó su punto crítico cuando el líder Javier Milei se negó a retractarse de sus afirmaciones, lo que desencadenó la retirada de embajadores.
Según fuentes diplomáticas, la decisión española fue motivada por la falta de disculpas por parte del mandatario argentino, generando un quiebre en las relaciones bilaterales.
En respuesta, el Gobierno argentino expresó su pesar por la medida adoptada, sosteniendo la importancia del diálogo entre naciones más allá de las diferencias políticas.
Las declaraciones controvertidas de Milei durante un evento en Madrid desataron la crisis, con España demandando una disculpa pública que no fue concedida, provocando una escalada en la tensión.
Ante esta situación, el canciller español exigió una rectificación que no obtuvo respuesta positiva, lo que desencadenó la crisis diplomática que mantiene en vilo las relaciones entre ambos países.
A pesar de la gravedad del conflicto, ambas partes buscan minimizar el impacto en la relación cultural y social de sus pueblos, enfatizando que la disputa se circunscribe al ámbito político.
En un último alegato, Milei calificó la situación como un acto absurdo por parte de su homólogo español, reafirmando que no se tomarán represalias similares desde su nación.