Rusia ha manifestado su interés en observar detenidamente la evolución de la cumbre de la OTAN en Washington.
En palabras de Dmitri Peskov, vocero del Kremlin: "Es sabido que la OTAN considera a Rusia como un adversario, un país contrario".
Peskov indica que la OTAN ha expresado su intención de derrotar estratégicamente a Rusia en posibles enfrentamientos, incluso interviniendo directamente en el conflicto ucraniano del lado de Ucrania.
Por lo tanto, Moscú continuará vigilando minuciosamente la retórica utilizada, así como las negociaciones y resoluciones que emanen de la cumbre en Washington.
La OTAN opina que Rusia necesitará ampliar su respaldo militar a nivel internacional para poder mantenerse en la contienda con Ucrania, más allá de las colaboraciones de Corea del Norte e Irán.
Un alto representante aliado ha señalado que, para sostener operaciones bélicas reales, Rusia requerirá asegurar mayores suministros de municiones provenientes de otros países, y posiblemente llevar a cabo otra movilización a gran escala.
Los líderes de la Alianza Atlántica se encuentran congregados en Washington con el fin de aprobar un nuevo plan de apoyo a Ucrania, que incluirá un aumento en la coordinación de ayuda militar por parte de la OTAN, así como un compromiso financiero anual significativo para costear armamento y respaldar la industria de defensa ucraniana.