Más de 2 000 personas resultaron atrapadas por un deslizamiento que sacudió fuertemente a una comunidad al norte de Papúa Nueva Guinea, según reportes del Centro Nacional de Desastres. Los esfuerzos de rescate se ven obstaculizados por la complejidad del terreno y la dificultad de acceso a la zona afectada.
Un gran deslizamiento cercano a la mina de oro Porgera, en la provincia de Enga, dejó a más de 2 000 personas en situación crítica. La tragedia marcó una fuerte devastación en infraestructuras y espacios verdes, teniendo un impacto significativo en la economía local.
El incidente ocurrió en Kaokalam, comunidad situada a 600 km de la capital, Port Moresby, generando una alerta de emergencia y poniendo en riesgo tanto a los equipos de socorro como a las personas atrapadas.
Las cifras preliminares de la operación de rescate, encabezada por el Ministerio de Defensa con colaboración de múltiples entidades, indican que más de 4 000 individuos se vieron afectados por el desastre. Sin embargo, se teme que la cifra real de damnificados sea superior debido a la presencia de desplazados por conflictos previos en la región.
La tarea de rescate se ve complejizada por la inestabilidad del suelo, los obstáculos para llegar a la zona afectada y las dificultades de comunicación, lo que dificulta la precisión en la identificación de víctimas y desaparecidos.
Organismos globales como Unicef han prestado asistencia a los sobrevivientes y se mantienen en la búsqueda de desaparecidos, incluyendo a residentes y desplazados por conflictos anteriores en la región.
El suceso también ha forzado el desplazamiento de cerca de 1 000 personas, mientras que la ONU colabora en la instalación de puntos de acogida para los afectados por la tragedia.
Papúa Nueva Guinea, país situado en una zona con alta actividad sísmica y volcánica, sufre con frecuencia la embestida de desastres naturales. La emergencia se da en medio de una crisis política en el gobierno del primer ministro, James Marape, quien se enfrenta a posibles cambios en su liderazgo.