Tras la pérdida de su hijo en un fatídico evento ocurrido después de un partido entre dos equipos rivales, el padre de la víctima ha decidido aceptar la dolorosa realidad.
El joven, de apenas 17 años en aquel tiempo, recibió múltiples heridas que conmocionaron al ambiente futbolístico. Su padre, al enterarse de la tragedia, describe la terrible sensación de dolor e incredulidad que lo invadió.
Esta tragedia ha dejado una profunda herida en la familia, que ha buscado respuestas sin éxito a lo largo de los años. A pesar de los esfuerzos y el apoyo de varias instancias, el caso sigue sin resolverse.
El padre relata la valiosa colaboración recibida por parte de varias personas e instituciones, pero lamentablemente la justicia no ha logrado esclarecer lo sucedido. Los sospechosos, al parecer, han huido del país, dejando a la familia sin respuestas.
A pesar de la resignación ante la prescripción del caso, el padre se mantiene alerta por si nuevas pruebas o pistas pudieran surgir en el futuro.
En medio de la tristeza y la incertidumbre, el padre hace un llamado a la reflexión sobre la importancia de prevenir situaciones similares y proteger a los jóvenes de entornos peligrosos.
Destaca la necesidad de que el deporte se mantenga al margen de la violencia, reafirmando la importancia de los valores que debe promover.