La llegada de las deportistas generó un ambiente festivo en la ciudad. Fueron recibidas con entusiasmo y muestras de cariño por parte de los ciudadanos que se acercaron a saludarlas.
El recibimiento en el aeropuerto fue el inicio de una jornada llena de emociones para las medallistas. El arco de agua formado en su honor fue un gesto emotivo que marcó su llegada.
Tras descender del avión, las atletas se unieron a la multitud para compartir su alegría y agradecimiento por el apoyo recibido durante su participación en los Juegos Olímpicos.
Un vehículo las trasladó al Estadio Olímpico Atahualpa, donde fueron recibidas por sus seres queridos y colegas deportistas. El ambiente festivo se hizo presente con muestras de afecto y sorpresas preparadas para ellas.
En el estadio, las deportistas fueron recibidas con muestras de cariño y gestos de aprecio por parte de la comunidad deportiva. El abrazo y el baño de espuma simbolizaron el reconocimiento a su esfuerzo y dedicación.
El recorrido por las calles de la ciudad estuvo marcado por muestras de apoyo y gratitud hacia las atletas. La música y los cánticos acompañaron el trayecto, demostrando el orgullo que despiertan en la población ecuatoriana.
El trayecto hacia el Coliseo Rumiñahui estuvo lleno de gestos de admiración y agradecimiento por parte de los ciudadanos. Las atletas, en lo alto del bus, ondeaban banderas y recibían muestras de cariño a su paso.
La comunidad se unió en un emotivo homenaje a las campeonas, reconociendo su esfuerzo y dedicación en la competencia internacional. El aplauso y la ovación resonaron en las calles, en un gesto de reconocimiento a su valiosa contribución al deporte ecuatoriano.
El evento culminó en la Concentración Deportiva de Pichincha, donde una multitud se reunió para honrar a las atletas y agradecerles por su desempeño sobresaliente en los Juegos Olímpicos.