En Ecuador, especialmente en áreas riesgosas, menores son presas fáciles para Grupos del Crimen Organizado (GCO). Carencias y fractura familiar son factores críticos identificados.
El Ministerio del Interior ha destacado zonas de alto riesgo para menores, enfocándose en vulnerabilidades en provincias costeras, aunque no excluye peligros en regiones andinas y amazónicas.
De acuerdo con el subsecretario de Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior, John Game, se han identificado 42 áreas críticas, incluyendo Nueva Prosperina. Asimismo, han señalado 365 centros educativos con potencial riesgo de reclutamiento por organizaciones delictivas.
Además, se ha evidenciado que el reclutamiento se expande hacia la Sierra y la Amazonía, siendo detectado en sitios como Chillogallo en Quito, aunque de forma incipiente.
Dentro de las causas que facilitan la captación de menores por GCO se encuentran familias desestructuradas, privaciones económicas, violencia intrafamiliar, entre otros elementos. El Subsecretario también menciona la explotación laboral infantil, documentada en operativos en áreas como Camilo Ponce Enríquez en Azuay.
Se recalca la urgencia de proteger a menores de estas circunstancias, con la propuesta de un Correo Normativo para la Salvaguarda de la Infancia en revisión en el Congreso Nacional, y la apertura de Centros Cívicos por la Convivencia y la Armonía.
Algunos menores han sido formados por disidentes de las FARC en tácticas bélicas, especialmente en la zona limítrofe sur de Colombia, para luego ser integrados a GCO. Son principalmente usados en faenas vinculadas a la extracción ilegal de minerales.
Las familias se encuentran desprotegidas ante este escenario, ya que los menores se suman a estas agrupaciones criminales.