Una crisis financiera se refiere a un lapso en el que la economía de un país decrece, produciendo menos bienes y servicios que previamente. Esta situación suele traducirse en una disminución en la actividad comercial, un incremento en el desempleo y una menor inversión, impactando de manera negativa en la economía de forma general.
Una crisis financiera impacta a toda la sociedad, pudiendo extenderse durante meses o inclusive años y teniendo consecuencias tangibles en la cotidianidad de las personas. Durante este período, las compañías reducen sus ventas, lo que puede resultar en despidos y un aumento en la tasa de desempleo. Las familias, al contar con menos ingresos, limitan su consumo, afectando a otros negocios. Además, la inversión tiende a disminuir debido a la incertidumbre económica que vuelve más cautos tanto a las compañías como a los inversionistas.
De acuerdo con el analista económico Alberto Acosta Burneo, a pesar de que Ecuador atravesó una crisis financiera en los pasados trimestres de 2023, en el primer trimestre de 2024 el país experimentó un crecimiento del 3,5% en comparación con el trimestre anterior. A pesar de esto, Acosta Burneo advierte que la economía ecuatoriana todavía enfrenta desafíos, como la reducción en la producción petrolera debido al cierre inminente del bloque 43 Yasuní-ITT, lo que podría conducir nuevamente a una situación de crisis en los próximos años.