El toque de campana que da inicio y fin a las operaciones en las principales bolsas de valores del mundo es una costumbre arraigada con gran significado. Desde sus inicios en la Bolsa de Nueva York en 1792, esta tradición ha perdurado y se ha extendido a nivel global.
El origen de esta práctica se remonta a la Bolsa de Nueva York en Wall Street, donde la campana marcaba el comienzo y cierre de las actividades bursátiles. A lo largo del tiempo, este acto ha ganado relevancia y en la actualidad es protagonista de eventos especiales donde figuras destacadas participan en su ejecución.
El sonido de la campana no es exclusivo de Nueva York, otras importantes bolsas del mundo como las de Londres, Tokio, México y Brasil han adoptado esta práctica para conmemorar momentos significativos en el ámbito financiero. En Ecuador, las Bolsas de Quito y Guayaquil también mantienen viva esta tradición.
A lo largo de los años, el simbolismo asociado al campanazo ha evolucionado convirtiéndose en un emblema de transparencia y continuidad en los mercados financieros a nivel internacional.