Una seria emergencia climática está afectando a varios estados amazónicos de Brasil debido a una sequía histórica y un elevado número de incendios forestales. El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE) ha registrado 68,000 incendios solo en el último mes, marcando una situación crítica sin precedentes desde 2010.
En la región amazónica, los incendios forestales son especialmente graves en al menos 37 municipios, con más de 1000 focos detectados en una semana. Estados como Acre, Amazonas, Pará, Rondônia y Mato Grosso han declarado el estado de emergencia ambiental y de salud pública debido a esta situación.
Los incendios en la Amazonía brasileña han aumentado drásticamente en un 120% en comparación con el año anterior, mientras que en el Pantanal, el humedal más grande del planeta compartido con Paraguay y Bolivia, más de 1.5 millones de hectáreas han sido devastadas en lo que va del año.
La ministra de Medio Ambiente de Brasil, Marina Silva, ha advertido sobre la posibilidad de perder por completo el Pantanal para finales de siglo si no se revierte el panorama actual de cambio climático. En el sureste del país, en el estado de São Paulo, persisten 16 ciudades con focos de incendios activos en su mayoría provocados por la intervención humana.
Además de los incendios, Brasil también enfrenta la peor sequía desde 1950, lo que ha obligado a detener parte de la central hidroeléctrica de Santo Antônio en la región amazónica debido a la falta de agua en el río Madeira. El país se encuentra en una situación crítica con la ausencia de lluvias previstas que podrían empeorar la crisis hídrica en la región.