Esta ciudad destaca por su riqueza cultural, reflejada en sus vivos colores y melodías, fruto de la ancestralidad que la caracteriza.
Ubicada a más de 3000 metros sobre el nivel del mar, Cusco es una invitación a sumergirse en la historia y en la creatividad de sus habitantes.
Desde la emblemática av. 28 de Julio, que conmemora la autonomía de Perú, hasta sus impresionantes maravillas naturales e históricas, Cusco seduce a sus habitantes y turistas de todo el mundo, incluidos aquellos que llegan desde Ecuador.
La llegada de viajeros internacionales, como los provenientes de Ecuador, se facilita gracias a diversas opciones de transporte asequibles, como las ofrecidas por la aerolínea de bajo costo JetSmart, en colaboración con PromPerú, promoviendo así los encantos de Cusco y Lima durante el 2024.
Las tradiciones milenarias y la influencia católica coexisten en Cusco, manifestándose en sitios como Chinchero, Urubamba, Moray y Maras, destinos que resaltan la riqueza histórica y cultural de la región.
En lugares como Chinchero, las enseñanzas transmitidas de generación en generación adquieren vida propia. El Museo Parwa es testimonio del talento femenino dedicado a tejer con maestría lana de alpaca y llama, al mismo tiempo que comparten sus conocimientos con los visitantes.
Mujeres como Carmen Quispe representan la sabiduría en la tintura de la lana con pigmentos naturales, preservando así la herencia cultural de la región de manera sostenible.
En las salineras de Maras, situadas a pocos kilómetros de Cusco, las familias locales continúan con la extracción de sal de forma tradicional, preservando así una práctica ancestral que abastece a la región y se exporta a nivel internacional.
Con más de 3000 pozos naturales, este paisaje singular es un testimonio del esfuerzo dedicado de las familias locales, quienes mantienen viva una tradición ancestral desde tiempos inmemoriales.
La imponente fortaleza de Sacsayhuamán es un enigma histórico, donde la dualidad entre su papel como sitio de entrenamiento de guerreros incas y su función ceremonial dedicada al sol se refleja en cada una de sus milenarias piedras.
En el restaurante Mil, ubicado a más de 3500 metros sobre el nivel del mar y en proximidad al complejo arqueológico de Moray, se fusionan la excelencia culinaria, la investigación de productos locales y las técnicas heredadas, creando así una experiencia gastronómica única.
En Mil, la colaboración con las comunidades locales y la experimentación culinaria resultan en platos que sorprenden a los paladares más exigentes, fusionando sabores auténticos con creatividad gastronómica.