La desnutrición crónica infantil tiene efectos a corto y largo plazo
Al menos el 20% de los niños menores de dos años en Ecuador enfrentan desnutrición crónica infantil. Esta problemática tiene costos en varias direcciones.
Según datos de la Red para la Desnutrición Infantil, en Ecuador esta problemática representa el 2,6% del PIB anual y conlleva efectos negativos en la salud, educación y productividad.
Desde la organización se recuerda que los países con tasas tan altas de desnutrición son aquellos que no logran superar la pobreza y la inequidad.
La Secretaría Técnica Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil identifica 710 parroquias prioritarias para abordar la desnutrición que afecta a 1 de cada 5 niños en el país, destacando las alianzas como un camino para combatir la problemática.
En el año 2024, el Grupo Futuro colaborará con la Red para la Desnutrición Infantil en el desarrollo de programas integrales de asesoría nutricional, promoción de la lactancia materna, atención médica, ayuda alimentaria y acompañamiento.
La Red actualmente lleva a cabo 15 proyectos que incluyen a 2000 mujeres gestantes, madres lactantes y niños en Ecuador.
La doctora Gemma Colomé explica que los principales factores que contribuyen a la desnutrición en la edad pediátrica son una dieta inadecuada o insuficiente, especialmente en situaciones de mayor demanda energética y de nutrientes, como enfermedades infecciosas recurrentes, estados de convalecencia, niños hospitalizados, enfermedades crónicas, problemas digestivos, trastornos comportamentales o psicosociales.
Una nutrición inadecuada en niños puede tener consecuencias graves tanto a corto como a largo plazo. A corto plazo, puede provocar una disminución en la velocidad de crecimiento y trastornos en el sistema inmune, lo que puede derivar en un retraso en el desarrollo psicomotor. Mientras que, a largo plazo, la desnutrición infantil, especialmente durante la primera infancia, aumenta el riesgo de padecer enfermedades crónicas no transmisibles en la edad adulta, como el síndrome metabólico, la obesidad, las alergias o enfermedades autoinmunes.