El desenlace de la vida de una figura relevante como la de Alberto Fujimori en el miércoles 11 de septiembre de 2024, marca el fin de un capítulo significativo en la historia política de Perú. Durante su gestión, sus esfuerzos para combatir el terrorismo y las medidas económicas adoptadas generaron discrepancias en la sociedad.
A pesar de ciertos logros en su lucha contra el terrorismo y sus avances económicos, el legado de Fujimori permanece ensombrecido por sus tácticas autoritarias y denuncias de violaciones a los derechos humanos, incluyendo situaciones como las esterilizaciones forzadas. Estos actos han dejado una huella imborrable en la memoria colectiva del pueblo peruano.
En un contexto de señalamientos por corrupción, Fujimori escapó a Japón en el año 2000, siendo posteriormente repatriado y sentenciado. Tanto su delicada salud durante su periodo en prisión como el cuestionado indulto concedido en 2017 mantuvieron su figura en el centro del debate político nacional.
El jueves, los restos mortales de Fujimori recibieron honores propios de un Estado al arribar al velorio en el Ministerio de Cultura, donde convergieron familiares, autoridades y funcionarios para brindar el último adiós al expresidente. Su legado continuará siendo objeto de controversia en Perú, dividiendo las opiniones dentro de la población respecto a su legado.