La minería ilegal, vinculada a grupos del crimen organizado, está en aumento en varias regiones de Ecuador. Expertos en seguridad señalan que esta actividad ilícita se está fortaleciendo y representando una amenaza tanto ambiental como para la seguridad nacional, al facilitar el lavado de dinero.
La falta de control estatal en las actividades mineras y la posible influencia de grupos delictivos en las autoridades han permitido la expansión de la minería ilegal. Además, la presencia de disidentes de las FARC que brindan protección a los mineros ilegales agrava la situación.
En respuesta a esta problemática, la Asamblea Nacional aprobó reformas al Código Orgánico Integral Penal para aumentar las penas asociadas a la minería ilegal, pasando de 5 a 7 años a 16 a 20 años de prisión.
Expertos en seguridad pública han identificado puntos críticos en diversas zonas del país. En la frontera norte, en Esmeraldas, se debe prestar atención a áreas como Selva Alegre, San José, La Comuna Río Santiago y El Placer, donde ya se ha detectado la presencia de grupos delictivos.
En Carchi, sitios como Chical, El Cielito, Montevideo y Tobar Donoso son considerados vulnerables. Especialmente se destaca la amenaza en Tobar Donoso debido a la presencia de disidentes de las FARC que buscan expandir sus operaciones.
En Imbabura, específicamente en la parroquia Buenos Aires, se han encontrado operaciones ilícitas y presencia de estructuras criminales, incluyendo la utilización de adolescentes en actividades mineras, similar a lo observado en Ponce Enríquez.
En Cotopaxi, lugares como El Boliche y Macuchi demandan atención para evitar que la minería ilegal se establezca. La comunidad requiere capacitación y oportunidades económicas sostenibles para prevenir la infiltración de grupos delictivos.
En la Amazonía, provincias como Zamora Chinchipe, Napo, Orellana, Morona Santiago y Sucumbíos enfrentan graves afectaciones por la minería aluvial, con un alto porcentaje de actividades ilegales que impactan a territorios indígenas.
La relación entre la minería ilegal y las organizaciones delictivas ha generado un ambiente de miedo y violencia en las zonas afectadas. Es crucial implementar medidas desde el Estado para evitar la replicación de situaciones como las vividas en Camilo Ponce Enríquez y Buenos Aires.
Los expertos resaltan la urgencia de abordar estos desafíos, promoviendo un desarrollo minero responsable y sostenible en el marco legal, con el fin de evitar repercusiones negativas para la sociedad y el medio ambiente en el futuro.