Luego de las presentaciones y alegatos, comienza una etapa crucial en el proceso judicial: la deliberación de los jueces. Aunque menos visible que las audiencias públicas, esta fase es fundamental para resolver los casos y garantizar la justicia internacional.
En esta etapa, los jueces examinan detalladamente todas las pruebas y argumentos presentados. Analizan las leyes aplicables, los tratados relevantes y los principios del derecho internacional con el fin de llegar a una decisión equitativa y justa que refleje la legalidad y equidad.
La deliberación en la CIJ es un proceso colegiado que implica la colaboración de los 15 jueces que integran el tribunal. Cada juez aporta su perspectiva y experiencia jurídica para alcanzar un consenso en el fallo final.
Además, durante esta etapa los jueces pueden consultar a sus asesores legales y expertos en derecho internacional para aclarar aspectos disputados y fortalecer el razonamiento jurídico detrás de la decisión.
Una vez que hay acuerdo entre los jueces, se redacta y adopta el fallo de la corte. Este proceso garantiza la imparcialidad y objetividad en la resolución de disputas internacionales, tras un análisis riguroso de todas las pruebas y argumentos presentados.
La duración de la deliberación en la CIJ puede variar según la complejidad del caso, la cantidad de pruebas y la diversidad de argumentos legales. En casos complejos, este proceso puede extenderse varias semanas o meses, involucrando consultas adicionales con asesores legales y expertos en derecho internacional.
Los jueces deben realizar un análisis exhaustivo de todos los aspectos del caso y llegar a un consenso para redactar el fallo final de la corte, asegurando así una resolución fundamentada en el derecho y la equidad.