Los beepers, dispositivos de radiocomunicación que marcaron una era en las décadas de 1980 y 1990, permitían a las personas mantenerse en contacto a través de mensajes breves recibidos por una red de radiocomunicaciones.
Estos dispositivos portátiles eran especialmente populares entre profesionales de la salud, empresarios y otros usuarios que necesitaban estar disponibles en todo momento, dejando una huella significativa en la historia de las telecomunicaciones.
Los beepers recibían señales de radio a través de torres de transmisión y al detectar un mensaje entrante, emitían un sonido o vibraban para alertar al usuario, quien luego debía llamar al número mostrado en la pantalla para obtener más información. Algunos modelos avanzados permitían recibir mensajes de texto directamente en la pantalla del dispositivo.
Estos dispositivos fueron indispensables en ciertos sectores como el médico y de emergencias, permitiendo a los usuarios estar disponibles en todo momento. Sin embargo, con el avance de la tecnología de los teléfonos móviles a finales de los 90, el uso de los beepers disminuyó, ya que los celulares ofrecían funciones más avanzadas que superaban las capacidades de los buscapersonas.
A pesar de su caída en desuso, los beepers todavía encuentran aplicaciones en entornos como hospitales, donde la señal celular puede ser deficiente, demostrando su fiabilidad en ciertos nichos. Aunque hoy en día son considerados casi obsoletos, estos dispositivos marcaron un hito importante en el desarrollo de las comunicaciones.