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18-09-2024 21:50

Desarrollo geotérmico en Ecuador: una alternativa energética innovadora

Abordando los desafíos energéticos con soluciones sostenibles y eficaces

Vista panorámica del Proyecto Geotérmico Chachimbiro en Imbabura, Ecuador. Fotografía cortesía de Celec

Ecuador se enfrenta a una situación crítica en cuanto a generación de energía, originada principalmente por factores como la escasez de agua y un déficit de capacidad de aproximadamente 1,080 megavatios. Ante esta realidad, el gobierno ecuatoriano, bajo el liderazgo de Daniel Noboa, ha implementado diversas medidas, como el arrendamiento de unidades de generación móviles y la optimización de plantas termoeléctricas. A pesar de estos esfuerzos, el ministro de Energía, Antonio Goncalves, reconoce la necesidad de buscar alternativas más sostenibles a largo plazo.

"La geotermia se perfila como la respuesta que Ecuador necesita para garantizar un suministro energético estable y respetuoso con el medio ambiente", señaló Goncalves durante un evento reciente.

Explorando las ventajas de la energía geotérmica

La geotermia se presenta como una fuente de energía renovable que aprovecha el calor natural del subsuelo terrestre para la generación continua de electricidad. A diferencia de otras fuentes de energía renovable, la geotermia no está sujeta a las variaciones climáticas, lo que la convierte en una opción sólida y confiable.

Maximizando el potencial geotérmico de Ecuador

Ecuador cuenta con vastas áreas con un potencial geotérmico significativo, identificadas en diversas regiones a lo largo del país. A pesar de ubicarse en una zona con alta actividad geotérmica, como el Anillo de Fuego del Pacífico, Ecuador aún no ha aprovechado al máximo esta valiosa fuente energética.

Rumbo hacia un futuro energético sustentable

La matriz energética actual de Ecuador se apoya principalmente en la energía hidroeléctrica y en fuentes térmicas convencionales que utilizan combustibles fósiles. La geotermia representa una oportunidad para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y disminuir la huella de carbono del país, allanando así el camino hacia un futuro energético más limpio y sostenible en un plazo estimado de 4 a 5 años.