Ubicado cerca del Parque Memorial de la Paz de Hiroshima, este café fundado por Erika Abiko hace 7 años se ha convertido en un lugar de reunión para los sobrevivientes del bombardeo atómico, donde comparten sus experiencias y promueven un mensaje de paz.
Impulsada por su convivencia con aquellos que vivieron la tragedia, Abiko creó un espacio único en el Social Book Café Hachidori-sha, fomentando el diálogo entre los visitantes y las víctimas del bombardeo con el objetivo de concienciar sobre la importancia del desarme nuclear.
Abiko se niega a utilizar etiquetas como 'Hibakusha' para referirse a los sobrevivientes, optando por reconocer y nombrar individualmente a cada persona para preservar su identidad y evitar la deshumanización de sus relatos. Su dedicación a la causa surge en honor a personas como Iwao Nakanishi, cuyo legado sigue vivo a pesar de los años.
En el café, Mayu Seto, empleada y amiga de Nakanishi, comparte su historia marcada por la culpa de sobrevivir y los impactos duraderos del desastre. El testimonio de personas como Tadashi Okamoto, que aún lidia con las secuelas físicas y emocionales, refleja la carga que llevan aquellos que presenciaron la tragedia atómica.
A pesar de que algunos sobrevivientes éramos niños en el momento del suceso y no guardan recuerdos claros, las experiencias vividas perduran en sus vidas. La evolución de sus testimonios a lo largo de los años revela las repercusiones a largo plazo del trágico suceso que marcó a Hiroshima para siempre.