Nayib Bukele comienza su segundo ciclo presidencial en medio de debates sobre la situación económica de la nación. Se ha observado un crecimiento bajo y la necesidad constante de financiamiento estatal, incluso recurriendo a fondos de pensiones.
La estrategia adoptada por Bukele frente a las pandillas ha suscitado controversias, con un elevado número de arrestos y debates acerca de posibles violaciones a los derechos humanos. Aunque se han obtenido resultados favorables en la reducción de homicidios, se han reportado casos de abusos por parte de las fuerzas de seguridad.
A pesar de la disminución en los índices de homicidios en El Salvador en años recientes, existen dudas sobre la veracidad de las cifras presentadas por el Gobierno, señalando omisiones significativas en los informes oficiales.
La economía salvadoreña enfrenta desafíos importantes, con altos niveles de desempleo y un crecimiento débil en sectores clave como la agricultura e industria. Durante la administración de Bukele, la deuda pública ha aumentado considerablemente, generando preocupaciones sobre la sostenibilidad financiera del país.
El análisis del economista José Luis Magaña destaca que, a pesar de los indicadores macroeconómicos favorables, la recuperación económica no se traduce en una mejora significativa en las condiciones de vida de la población, evidenciando una creciente desigualdad en El Salvador.