El miércoles 4 de septiembre se detectaron tres fuertes incendios en las zonas boscosas de Quito, uno de ellos pudo ser controlado, pero dos seguían activos hasta el viernes 6 de septiembre de 2024.
Entre las áreas más afectadas se encuentran Nayón, Itulcachi y Chilibulo, siendo este último lugar donde se logró contener el incendio el 5 de septiembre del mismo año.
El terreno montañoso de Quito, con pendientes pronunciadas y ráfagas de viento, presenta un desafío para el trabajo de los bomberos en ciertas zonas, lo que facilita la propagación veloz del fuego, especialmente con la presencia de vegetación seca.
Expertos sostienen que la combinación de alta exposición solar, baja humedad y vientos fuertes contribuye significativamente a la pronta expansión de los incendios forestales, los cuales suelen ser originados principalmente por la intervención humana.
Los especialistas sugieren la adopción de medidas preventivas basadas en el análisis de condiciones climáticas, la prohibición de quemas de desechos sólidos y fogatas, así como la reducción de la capa vegetal mediante la poda de arbustos.
El alcalde de la ciudad, Pabel Muñoz, ha establecido multas para quienes realicen acciones que desencadenen incendios en los bosques, desde fumar en áreas vulnerables hasta la quema de desechos vegetales, con sanciones que van desde los 450 hasta los 34 500 dólares, dependiendo de la gravedad de la infracción cometida.