De acuerdo con el informe presentado en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), una gran proporción de niños en el país vive en condiciones de pobreza, lo que ha desencadenado serias consecuencias como el aumento del trabajo infantil. Esta problemática afecta sobre todo a áreas rurales y a la población indígena, incrementando la vulnerabilidad de los menores frente a la criminalidad.
La pobreza ha generado que una parte significativa de los niños ecuatorianos sufra de desnutrición, así como de la falta de acceso a la educación y servicios de salud adecuados. Estas condiciones limitan sus oportunidades futuras y restringen sus derechos fundamentales.
Las estadísticas muestran que la situación es especialmente crítica en las zonas rurales, donde el 43% de los niños se encuentran en condiciones de pobreza. Por otro lado, el 61% de la población infantil indígena afronta esta difícil realidad, según el estudio presentado en la PUCE.
Uno de los aspectos más preocupantes de la pobreza infantil es la exposición de los niños a entornos de criminalidad. Para abordar esta problemática, el presidente Daniel Noboa ha declarado un "conflicto armado interno" con el fin de combatir la delincuencia que afecta especialmente a los niños en situación de pobreza.
Diversas organizaciones, como Pacto por la Niñez y la Adolescencia, han resaltado la urgencia de que el Gobierno y la sociedad tomen medidas para prevenir la explotación infantil por parte de grupos criminales. Además, se ha observado un notable incremento en el trabajo infantil, pasando de 270,340 a 370,000 niños laborando en un corto lapso de tiempo.
Frente a esta realidad alarmante, múltiples organizaciones no gubernamentales hacen un llamado a la implementación de políticas públicas eficaces y a una mayor inversión para asegurar el bienestar y crecimiento integral de la infancia ecuatoriana. Es esencial dar voz a los niños y proteger el cumplimiento de sus derechos en el país.