La curiosidad sobre la naturaleza llevó a Ana García a especializarse en entomología, ciencia forense y criminología, además de ser mamá de dos niños.
Ana, de 29 años y originaria de Loja, encontró su pasión por los insectos durante sus estudios de Biología y descubrió su aplicación en el campo forense, lo cual marcó un nuevo rumbo en su vida.
El análisis de insectos como moscas, escarabajos y abejas puede aportar datos cruciales en investigaciones de muertes, siendo fundamental la recolección de estos en el lugar del hallazgo.
Ana ha colaborado como perito en el Consejo de la Judicatura y su labor fue fundamental en esclarecer detalles de un presunto homicidio en Ibarra, donde la hora de la muerte se determinó a través de los insectos encontrados en el cuerpo.
Ana se mudó a Quito con su esposo, también biólogo, y sus hijos Luciana y Juan Diego, de 7 y 2 años respectivamente, buscando estabilidad mientras desempeña el cargo de coordinadora de la colección de entomología en el Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio).
Su pasión por los insectos la lleva tanto al laboratorio como al hogar, donde fomenta la curiosidad de sus hijos por el mundo natural.
Con una extensa colección de ejemplares en el Inabio y otra creciendo en su casa, Ana disfruta cada día combinando su trabajo con la crianza de sus pequeños.