El desplazamiento del curso del río Coca y sus afluentes ha tenido un impacto notable desde mediados de junio del 2024, afectando tanto a infraestructuras públicas como privadas, generando pérdidas considerables en diversos aspectos.
La modificación en el curso del río ha puesto en peligro especialmente a la infraestructura petrolera, llevando a replantear el curso de los oleoductos OCP y Petroecuador para evitar situaciones de riesgo.
Con el fin de evitar mayores perjuicios, OCP Ecuador ha desarrollado dos variantes de 1,4 kilómetros cada una, reubicando así sus conductos en áreas más estables, conllevando a una pausa en las operaciones de 17 días y una notable inversión.
Por su parte, Petroecuador ha tenido que ajustar la ruta del poliducto Shushufindi-Quito, también impactado por la variación en el curso del río. Estas acciones buscan preservar las infraestructuras y evitar más pérdidas.
La evolución en el curso del río Coca también pone en peligro a la central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, lo que podría resultar en serias repercusiones sobre el suministro energético del país.
Aparte de las consecuencias económicas, el resurgimiento de fluctuaciones en el curso del río Coca ha derivado en la pérdida de vidas humanas, incluyendo al menos seis fallecidos en las últimas semanas, entre habitantes de la región y empleados de las entidades afectadas.
Los residentes de las áreas próximas a los cambios en el curso del río manifiestan su inquietud ante la rapidez con la que este fenómeno avanza y los peligros asociados, resaltando la urgencia de implementar medidas para proteger a la población y las estructuras en peligro.